martes, 15 de noviembre de 2016

De nuevo, la nada.

La vida siempre nos está invitando a descubrir que el miedo no es real, sino fruto de nuestra maraña de pensamientos. 
Si nos permitimos sentir ese miedo y lo traspasamos, todo se disuelve, como ocurre siempre con lo inconsistente. 
Si nos negamos a sentirlo y huimos de él, le damos credibilidad y se hace cada vez más fuerte.
Sea como fuere, detrás del miedo no hay nada más que humo.
Hace un año y medio, me aterrorizaba la idea de no cobrar a final de mes, me parecía una catástrofe y por mi cabeza pasaban infinidad de situaciones, todas ellas desastrosas, que se irían dando, inevitablemente, como consecuencia de aquello. Pero eso no ocurrió y, llegado el momento, hubo liquidez y nos pagaron a todos en plazo.
Hoy, año y medio más tarde, nos deben 5 nóminas y media y no hay visos de que cobremos por lo menos en los próximos tres meses. 
Y no ha pasado absolutamente nada. 
Nada de nada. 
Sigo con mi vida de siempre, he tirado de ahorros hasta que se han acabado y, a partir de ahí, mi madre me está prestando cada mes lo que me correspondería cobrar. 
Sin embargo, antes de que esto se diera lo pasé fatal, volví al tremendismo al que somos adictos. 
Dos meses más tarde, después de tocar fondo y comprobar que ninguna de esas desgracias era real, solté ese problema y decidí que lo primero era mi paz interna y que ya estaba bien de pasarlo mal porque sí.
Y, es que, como le he decía hoy a un buen amigo, yo no tengo la capacidad de controlar lo que me ocurre, hay demasiados agentes externos como para eso. Pero, y ahí reside la auténtica libertad, ésa que nadie me puede arrebatar, yo decido cómo me tomo las circunstancias que la vida me va poniendo delante. Yo decido si quiero vivirlo de manera conflictiva y con miedo, como una amenaza, o si lo acepto, adoptando las medidas que estén a mi alcance y desvinculándome emocionalmente del resultado, tomando las decisiones pertinentes desde la paz.
Y es que, solo estando en paz, puedo elegir libremente. De lo contrario, soy esclava del miedo.