martes, 6 de marzo de 2018

Vivir el miedo.


Cuando tomas la decisión de descubrir realmente quién eres, más allá de tu miedo, vas a tener que sentir ese miedo, porque para alcanzar la verdadera felicidad, la auténtica, tarde o temprano tendrás que cruzar tu propio cementerio, aquella explanada donde tú enterraste todo aquello que no querías vivir porque generaba miedo: miedo a estar solo, miedo a ser rechazado, miedo a no tener dinero... Hay tantas versiones de miedo... Y no se trata de generar pensamientos positivos, sino de verte con franqueza, de ver dónde estás y cómo te sientes para luego darte cuenta de que no tiene sentido. 
Para eso tienes que vivir tu miedo hasta el final, hasta que ese miedo se desvanezca (porque siempre se desvanece) Y eso requiere de mucha honestidad porque tendemos a auto engañarnos, a creernos que somos felices, cuando en realidad lo único que hacemos es evitar sentir, evitar encontrarnos con nosotros mismos, intentando estar ocupados la mayor parte del tiempo, no parar de hacer cosas y de estar rodeados de gente hasta la noche, hasta caer en la cama fulminados. 
Pero siempre hay un momento en que estás solo, en silencio, y no puedes dormir porque te entra miedo, ese miedo que es fruto de tus decisiones, de cómo has decidido vivir, de todas las cosas que crees necesitar o que crees que puedes perder, fruto de la falta de confianza en la vida, de todas las expectativas que has creado y que seguramente no se cumplirán. 
Miedo a perderte, a que no me comprendas, a no comprenderte, a comprenderte demasiado, a que no estés cuando te necesite y a que estés cuando ya no te necesite, a no tener trabajo, a trabajar demasiado, miedo a fracasar, a envejecer, a morir, a qué pasará mañana... 
Rechazar ese miedo, esconderlo, no atenderlo, es un error. Solo tomar conciencia de él te hará ver que, en realidad, ese miedo te hace vivir en una especie de pesadilla que tú mismo creas y de la que puedes despertar. 
No tienes que hacer nada más, no tienes nada que cambiar, porque cuando reconoces que algo es falso no tiene sentido quererlo cambiar, solo merece la pena cambiar lo que es real. 
Por lo tanto solo tienes que asumir ese sueño, tomar la decisión de mirarte y, para verte, tienes que no querer cambiar nada. La única responsabilidad consiste en ser honesto contigo, sin pretender alcanzar nada, sin expectativas y, sobre todo, sin juzgarte.
Tú y yo (y todos) estamos en el mismo lugar, todos sentimos miedo. Lo único que nos puede diferenciar es la decisión de abrirnos a sentirlo o de rechazarlo y distraernos con otras cosas para no sentirlo.