martes, 15 de diciembre de 2015

¡Salta!

Hace unos veranos nos fuimos a bañar a un río en el que había una piedra que estaba a una cierta altura y desde la que las personas se tiraban al agua. La verdad es que la sensación era muy divertida, no diría agradable ni tampoco daba miedo, era muy divertida. 
Nos fuimos tirando todos, por orden. Teníamos entre 8 y 43 años y nos lo estábamos pasando súper bien. Pero había un niño, adolescente, que no se quería tirar, tenía miedo. Y empezamos todos a explicarle que no pasaba nada, que mira cómo todos nos estamos tirando, que es chulísimo, ya verás... Y lo convencíamos, de verdad que lo convencíamos. Pero, en cuanto se asomaba al vacío, era incapaz de tomar impulso y saltar. Y otra vez vuelta a empezar: mira cómo todos nos estamos tirando, que es chulísimo, ya verás... Y se volvía a asomar, convencido de que esta vez sí, pero volvía a recular. Hasta que alguien lo ayudó, lo cogió de la mano y se lanzó con él, permitiéndole vivir esa sensación de vacío. Y al adolescente le gustó, le gustó muchísimo y vio que no pasaba nada, que era chulísimo. Pero hemos vuelto a ese río varias veces y nunca ha podido saltar él solo. De hecho, no ha vuelto a hacerlo. 
El caso es que el miedo es una emoción y, por lo tanto, es imposible vencerla razonando. Ya nos pueden explicar que no pasa nada, que menuda tontería, que no tiene sentido...Lo mismo nos da. De hecho, nosotros, a nivel consciente, todo eso ya lo sabemos, por mucho que nos lo repitan la cosa no va a cambiar. 
El miedo, esa emoción que nos paraliza y que nos impide tomar decisiones que nos gustaría tomar, de la única manera que se vence, es ignorándolo. Solo podemos actuar como si no existiera, hacer las cosas independientemente de él, atrevernos, traspasarlo. 
Entonces nos damos cuenta de que, en nuestra imaginación, todo era mucho peor, de que la realidad no era para tanto, de que vaya chorrada la que nos tenía paralizados y de que, de haberlo sabido antes...
Vale la pena saltar, siempre, a veces con prudencia, eso sí. Nunca es para tanto. La realidad nunca es tan complicada como nos la montamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario