lunes, 19 de octubre de 2015

Cuestión de tiempo

En sentido práctico, el tiempo existe y las horas pasan y, cuando uno tiene que coger un avión, tiene que estar pendiente de la hora de embarque. Pero ya.
En sentido metafísico, el tiempo es un arma en manos del ego, para que no nos mantengamos en el presente, que es el único momento en el que poder disfrutar, el único en el que poder estar en paz.
Por eso, cuando hacemos algún tipo de ejercicio de presencia (meditación, mindfulness...) nos asaltan mil y un pensamientos, todos ellos relacionados con el pasado o el futuro que vienen a decir "no disfrutes de esto, céntrate mejor en la putada que te gastaron ayer; no estés tan tranquilo, que el mogollón de cosas que tienes que hacer mañana es curioso..." Y, de repente, te observas a ti mismo desarrollando, en medio de la meditación, cualquiera de estas dos ideas: ayer, mañana. El ego ya te ha atrapado, ya no estás aquí y ahora, sino que tu cabeza se ha metido en una vorágine tremenda que no produce más que tensión.
No pasa nada, con toda la amabilidad del mundo, regresa a este momento, a la eternidad que es el presente, céntrate si quieres en tu respiración y no te dejes atrapar por la vocecita en tu cabeza que reclama, de nuevo, tu atención para, de nuevo, sacarte de la paz.
Porque lo que pasó ayer, ya pasó y no vas a cambiarlo y lo de mañana lo resolverás mañana, en el presente que llegará mañana. Pero, ahora, solo tienes este momento, no hay nada más. 
Todo lo que tú eres, es este momento, que ya es. 



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