viernes, 23 de octubre de 2015

¿Por qué lo llamamos amor cuando queremos decir cualquier otra cosa (menos amor)?


"La maté porque era mía", "quien bien te quiere llorar te hará", "no hay amor sin celos ni celos sin amor", ... he aquí la evolución del concepto amor. 
Nada de esto es amor, pero hemos conseguido creérnoslo. Hemos llegado a un punto en que vemos normal, en cualquier tipo de relación, pero sobre todo la de pareja, controlar lo que hace, dice, piensa o siente el otro. En nombre del amor, claro.  
El amor no duele, el amor es amor y, como tal, solo nos puede aportar paz y felicidad. 
Si duele, no es amor, es apego, es exigencia, es necesidad de control, de que el otro, ése con el que estoy relacionándome, llene los vacíos que creo tener. 
Si duele, es separación, es una relación mercantil en la que yo te doy y tú me das (mejor dicho, yo te doy para que tú me des, no por el placer de dar). Y te doy aunque no quiera darte, porque así te podré luego exigir. Y ojito con no darme, porque entonces sufriré, te culparé, te dejaré de hablar o te manipularé hasta que te sientas lo suficientemente mal como para que vayas, la próxima vez, con pies de plomo, en tensión, cuidando mucho lo que dices y lo que haces. 
Si duele es porque he puesto mi felicidad (ésa que no alcanzo por mí misma) en tus manos y, a partir de ahí, te otorgo el gran honor de ser responsable de mi sentir. 
Si duele es porque estoy contigo para recibir, sin aceptar que eres libre de querer dar o no, pero no estoy contigo para darte. Si duele es porque quiero que me des y no lo haces.
Si duele es porque, al conocerte, te he entregado a mi niña interna, ésa que se siente herida e incompleta, para que la cuides, porque yo no sé hacerlo y necesito que lo haga otro. 
Si es amor, no duele, nunca duele. Porque no hay expectativas, no hay condiciones, no hay necesidades que cubrir, no hay exigencias, no hay intercambio. Si es amor, tú eres yo y, dándote, me estoy dando a mí mismo. 
Es amor cuando me siento libre de ser quien soy, de expresarme, de sentir y de pensar, de equivocarme. Y, así, desde esta libertad, te libero, puesto que ya no te exijo nada. Puedes ser, expresarte, sentir y pensar como quieras. Sin condiciones.
Es amor cuando, si me dejas o te dejo, no hay sufrimiento, porque sé que no eres mío, porque no hay miedos, no hay sensación de pérdida, no necesito tenerte físicamente para seguir amándote, porque el amor no necesita una forma concreta. A mis hijos, por ejemplo, los amo ahora que son pequeños y viven conmigo y los seguiré amando cuando crezcan y se vayan, aunque vengan a verme de uvas a peras, aunque nunca vinieran a verme. 
La mejor definición del amor, desde mi punto de vista, es la ausencia de miedo, la libertad compartida, la felicidad compartida. Solo desde ahí te puedo dar amor y solo desde ahí puedo recibirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario