miércoles, 24 de junio de 2015

La Ley de la Atracción... ¿EN SERIO?

¿De verdad esperamos que el universo nos conceda cada una de las chorradas que pedimos? Pues estamos de enhorabuena: no es así. Y menos mal, porque si a mí me llega a conceder todos los deseos, ahora mismo sería otra y, la verdad, no me lo quiero ni imaginar.
Afortunadamente, la vida es más lista y más paciente que yo. Afortunadamente, mi vida no es tal y como la había imaginado cuando tenía 15 años. De hecho, creo que tengo el récord del mínimo de coincidencias entre lo deseado y la realidad, con un total de 0. Imbatible, oigan.
Lo curioso es que estoy encantada de que haya sido así, la verdad, precisamente gracias a esto.
Así que no, esto no funciona así. La vida (el universo, Dios, el destino... cada cual que lo llame como guste) no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos. Algo parecido ocurre en la relación padres e hijos: al hijo no se le da lo que quiere, sino lo que los padres piensan que es mejor para él, para su desarrollo. Apañados íbamos.
"La vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes" dijo uno una vez. Y así es.
Así que más vale que nos vayamos haciendo a la idea, porque esto es innegociable. Pero la cosa no acaba aquí porque, así dicho, da miedo, hasta puede sonar a amenaza.
Por lo tanto, recomiendo, por propia experiencia, centrar la atención en cambiar la actitud en lugar de pretender cambiar al universo. Básicamente porque es más fácil y probable, y porque las personas felices, exitosas, con alegría de vivir... rara vez coinciden con las que menos "problemas" han tenido, sino que suelen ser personas que han conseguido dominar la alquimia que transforma un contratiempo en aprendizaje, en oportunidad. Son personas que han sido conscientes de sus limitaciones; que, en lugar de luchar contra los elementos cuando la batalla está perdida de antemano, en lugar de arrastrarse por la vida con sensación de esfuerzo eterno, han sabido fluir con ella, sacando lo mejor de cada instante, poniendo el foco de atención en las alegrías más que en los momentos de dolor. Y, estas personas, no es que atraigan siempre cosas buenas, como pudiera parecer desde fuera, sino que no se dejan llevar por el sufrimiento, a pesar de que viven experiencias dolorosas. Porque, estas personas, cuando se las mira desde fuera, parece que hayan tenido una vida fácil, que hayan nacido con una flor en el culo. Pero, si nos ponemos en su lugar, si analizamos su vida, nos daremos cuenta de que han atravesado momentos muy buenos, buenos, malos y muy malos, como el resto de la humanidad. Pero, viéndolas, nadie lo diría. 

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